En loros mantenidos como mascota, la puesta de huevos no es un fenómeno habitual, pero sí es posible y a veces ocurre. La mayoría de la gente piensa que al no tener macho, la puesta no es posible, pero hemos de tener en cuenta que para poner huevos no es necesario el macho, solo lo es para que los huevos estén fecundados. El huevo es simplemente la célula sexual femenina y puede ser puesto por cualquier hembra en cualquier momento.
La puesta de huevos en un loro mantenido como mascota no significa nada ni tiene ninguna trascendencia, salvo que se convierta en un problema. Algunas hembras (sobre todo de especies muy domésticas como los agapornis o cotorras ninfa) pueden poner huevos de una manera descontrolada lo que al final acaba siendo un gran problema ya que la hembra utiliza calcio de los huesos para la fabricación de la cáscara de los huevos por lo que en caso de producirse una puesta excesiva, al final la hembra puede acabar totalmente descalcificada y sus huesos volverse extremadamente frágiles, rompiéndose al menor contacto.
En estos casos, la mejor manera de detener el proceso es instalar un nido en la jaula y dejar que la hembra incube los huevos aún a sabiendas de que al no haber macho no habrá pollitos que nazcan.
Cuando se tiene una pareja de loros, y se intenta la reproducción, la puesta de huevos es uno de los momentos más emocionantes de todo el proceso de la cría. Por supuesto, cuanto más rara es la especie más emocionante encontrar un huevo en el nido.
La cantidad de huevos en cada puesta varía dependiendo de la especie. Lo más normal es que la puesta contenga 3 ó 4 huevos (amazonas, yacos, guacamayos, etc…). Algunas especies como el guacamayo jacinto o muchas de las cacatúas ponen invariablemente dos huevos, y algunas especies como las cacatúas negras solo ponen uno.
En la mayoría de las especies la incubación corre a cargo de la hembra exclusivamente aunque en algunas como las cacatúas de las molucas, o las cotorras ninfa el trabajo se reparte entre macho y hembra siendo normalmente el macho el que incuba durante el día y la hembra la que lo hace durante la noche.
En nuestro criadero revisamos todos los nidos semanalmente no solo para ver las puestas sino para hacer un seguimiento de las mismas, y chequear el estado del interior de los nidos por si es necesario realizar alguna reparación, cambiar el material del nido, etc…
Una vez visto que la puesta ha comenzado, esperamos a que esta termine y les dejamos incubar durante aproximadamente el primer tercio del periodo de incubación tras lo cual los huevos van directamente a la incubadora.
Para la incubación de los huevos disponemos de incubadoras Grumbach, una de las marcas más prestigiosas del mercado.
Los huevos son incubados a 37’5ºC y con una humedad del 55%. El volteo se programa para que los huevos giren media vuelta cada dos horas.
El correcto desarrollo del embrión se sigue con la ayuda de un ovoscopio que nos permite ver con una cierta claridad el embrión dentro del huevo sin dañarlo en absoluto. Con la ayuda de este aparato podemos ver si el embrión se encuentra en buen estado, si el huevo pierde la humedad que debe, si se encuentra bien posicionado, si se acerca el nacimiento o se retrasa, etc…
En el momento en que el pollo rompe la cáscara, por primera vez es trasferido a una nacedora que básicamente es otra incubadora similar pero sin volteo y en la que ponemos una humedad de alrededor del 80%. A partir de este momento lo normal es que trascurran unos dos días hasta que el pollo se decide a nacer.
Una vez nacido, permanece los 3 primeros días en a nacedora donde es alimentado al pico cada dos horas.