• Anna Berto
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Tratar aves agresivas

No hay nada más frustrante para el propietario de una psitácida, que esta reaccione con agresividad. En este articulo no profundizaremos en exceso las causas por las cuales un ave puede mostrarse agresiva, solo daremos unas pinceladas y ofreceremos unos cuantos consejos para poder llevar la situación. Lo otro lo dejaremos para más adelante.

Un ave puede ser agresiva y rechazar la manipulación por varios motivos:

– falta de socialización

– miedo

– dolor o malestar

– especie (hay especies en las cuales la mayoría de sus individuos no toleran la manipulación por temas comportamentales propios)

– estado hormonal

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no hablaremos de todas las situaciones, sino que nos centraremos en la relación psitácida-propietario (el miedo a los desconocidos, la fobia a algunos sectores de la población y otros tipos de desordenes del comportamiento los dejaremos para otra ocasión). Por lo tanto, este artículo va dirigido a aquellos propietarios con una psitácida que no se deja coger por ellos y reacciona con agresividad por miedo o por falta de socialización.

A continuación daré unos cuantos consejos que pueden ir bien:

practica con tu ave en un lugar «neutro». Es decir, un lugar que no le de seguridad, que tú seas lo único conocido que hay en el entorno. Esto no quiere decir que te vayas al pueblo de tu madre, sino que cambies de habitación y uses una en la que el pájaro no suela entrar. Aunque muchos dicen que la territorialidad de los psitácidos no existe, mi experiencia me dice que cuando el entorno es desconocido los psitácidos reaccionan más rápidamente a la «terapia»  y esto lo he podido observar especialmente en las consultas veterinarias. Por lo tanto, el primer paso es trasladarse a un sitio que no le sea familiar al ave.

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– no tengas miedo. No es que las aves detecten el miedo y eso las haga más fuertes. Sino que las reacciones de miedo como apartar la mano rápidamente, los movimientos bruscos o la inseguridad hace que el psitácido se sienta más asustado y reacio a relacionarse contigo.

– Usa herramientas. Si tu pájaro no te sube en la mano, pero no tiene fobia a las perchas, usa una para sacarlo de la jaula y moverlo de sitio. Usar una percha en lugar de la mano tiene sus ventajas, ya que en caso de no reaccionar bien en un primer momento y morder la percha, no la retiraremos rápidamente como haríamos con la mano, reforzando el comportamiento de mordida en el animal «muerdo, aparta la mano, morderé siempre que no quiera ser cogido».

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la importancia de los premios y las «chuches». El refuerzo positivo es muy importante para educar un ave. Los premios y los estímulos positivos hacen que el ave asocie a su dueño con cosas buenas. úsalos siempre que el pájaro haga algo bien.

nunca le grites. Si le gritas porque ha hecho algo mal no lo va a entender, solo vas a conseguir asustarlo. Lo único que vas a conseguir gritándole es que te coja manía.

Se constante, repetitivo y paciente. La paciencia es la clave de todo entrenamiento exitoso. La educación de un ave poco socializada es cuestión de intentarlo una y otra vez y no perder la esperanza. Eso si, las sesiones deben ser cortas, ya que de lo contrario cansaremos al animal. Como máximo emplearemos 15 minutos en su entrenamiento, ya que de lo contrario solo conseguiremos que se aburran y se estresen. Una vez finalizada la sesión, si esta ha tenido algún éxito o avance, daremos un premio al ave y la dejaremos tranquila en su jaula.

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No le pidas peras al olmo. Hay especies de psitácidas, que no son susceptibles al amansamiento, como muchas pequeñas psitácidas australianas. Seguro que alguna consigue ser una mascota estupenda, pero lo normal es que estas especies no gocen con la manipulación, ni tan solo criadas de forma manual (práctica sobre la cual no estoy nada a favor, pero ya hablaremos de ello en otro momento).

En caso de realizar todos estos pasos y si no somos capaces de amansar a nuestro loro, deberemos consultar un veterinario especialista en aves ya que es posible que su comportamiento sea fruto de un problema médico. En caso de estar todo correcto, podemos ponernos en manos de un educador o consultor del comportamiento, que nos ayudará a manejar a nuestro pájaro y nos dará las pautas adecuadas guiándonos en cada momento. Si no te ves capaz, ponte en manos de un experto. La relación con tu loro lo agradecerá enormemente, ya que no hay nada más triste que un loro asustado y temeroso encerrado sin salir en una jaula pequeña en el comedor  (o en el peor de los casos en el balcón) de una casa.