La anorexia (falta de apetito) y la letargia (estado de inactividad) son dos síntomas comúnmente observados en aves enfermas. Se trata de dos síntomas muy generales, que pueden observarse en multitud de enfermedades, algunas de ellas muy graves. Si observamos que nuestra ave está letárgica, embolada, sin apetito, hay que acudir rápidamente al veterinario.
¿Cómo sabemos que nuestra ave está letárgica y anoréxica?
No son dos síntomas difíciles de observar. En muchos casos, podemos ver que:
- La comida está sin tocar.
- El ave permanece mucho rato en el mismo lugar.
- Sus plumas están ahuecadas, esconde mucho la cabeza entre las alas.
- La cola está baja, no está paralela al cuerpo.
- Las heces se acumulan en un lugar de la jaula.
- No responde cuando oye sonidos o cuando se le habla.
- Se deja manipular con demasiada facilidad.
- Se sostiene sobre las dos patas en muchas ocasiones. Esto es un signo de debilidad en casos avanzados.
La letargia y la anorexia no son ninguna enfermedad, sino dos síntomas de muchas enfermedades. Pueden ser producidas por tumores, enfermedades infecciosas bacterianas, fúngicas, víricas o parasitarias, problemas hormonales o endocrinos, patologías de algún órgano (fallo renal o hepático), alteraciones gastrointestinales, inflamación, dolor, etc. Es necesario realizar pruebas para llegar a un diagnóstico y poder dar un tratamiento adecuado.
Muchos propietarios de aves se hacen la siguiente pregunta “¿debo actuar rápidamente en caso de observar a mi ave letárgica y sin apetito o puedo simplemente ir observando su evolución y buscar ayuda si la cosa se pone peor?”. La respuesta es muy simple. Un perro o un gato, cuando se empiezan a encontrar mal, enseguida lo manifiestan y tienen mucho más margen de actuación que no un ave. Las aves de jaula (incluyendo psitácidas) son presas. Su condición de presa hace que escondan sus síntomas siempre que les sea posible para no parecer débiles. Cuando un ave manifiesta los síntomas de su enfermedad es que realmente está muy enferma y puede morir en cualquier momento. Dejar pasar el tiempo, lo único que puede hacer es empeorar las cosas y hacer más difícil que su vida se salve.
La visita al veterinario es imprescindible siempre que veamos un ave apática. Debe ser un veterinario especializado en aves, que entienda sobre patología aviar y haga buenos planes diagnósticos. Evitaremos los veterinarios que tratan de curar las aves con gotitas en el agua simplemente mirando su aspecto. Es imprescindible para saber qué le pasa, hacer un análisis sanguíneo, radiografias, análisis coprológicos, citologías, test de gram y si acompañan otros síntomas o la historia clínica, realizaremos pruebas más específicas como serologías frente a enfermedades concretas (como psitacosis). No existe una sola prueba que determine a la primera que patología sufre nuestra ave letárgica.
En muchos casos es necesaria la hospitalización del ave, ya que requiere suero vía parenteral, calor extra, oxígeno o alimentación forzada. De todo esto puede depender que se salve o que muera.
Todo esto evidentemente implica un desembolso de dinero bastante importante. Hay que tenerlo en cuenta cuando adquiramos un animal, que se puede dar esta posibilidad de que se ponga enfermo.
No existe un tratamiento específico para la anorexia y la letargia, sino que depende de la patología que lo produce. Así mismo, si el ave tiene parásitos, se tratará con un antiparasitario. Si el ave sufre una infección por clamidophila, se tratará con el antibiótico especifico. Si el animal sufre dolor por una lesión, se tratará con antiinflamatorios y analgésicos. Si el animal sufre de un problema hepático, se administrará medicación especifica para el hígado. Y así podríamos poner muchos otros ejemplos.
En conclusión: si tu ave no se encuentra bien, veterinario antes de que sea demasiado tarde!